diciembre 04, 2011

La esposa de Urías [3]




El recuerdo que seremos
Milton Acosta, PhD
 
La historiografía posmoderna enseña que la “historia oficial” no es la mejor ni la única. Por eso en las últimas décadas se han escrito nuevas historias de todo. Para algunos el propósito es corregir ideas falsas del pasado; otros sostienen que se trata de nuevas lecturas.
En El general en su laberinto (1989) hay un caso de corrección de la historia. García Márquez no ahorra palabras para describir su Bolívar  “caribeño”, pues su tatarabuelo tuvo relaciones con una esclava de la cual viene El Libertador. Así, el general tiene “ásperos rizos caribes”, acento caribe, jerga caribe pura, patillas y bigotes ásperos de mulato. El Nobel prefiere el retrato de Espinosa (donde Bolívar es fiel a su “línea de sangre africana”), antes que el de los demás pintores (donde Bolívar es ibérico). Con razón los aristócratas de Lima lo llamaban “El Zambo”.
Según García Márquez, “a medida que su gloria aumentaba, los pintores iban idealizándolo, lavándole la sangre, mitificándolo, hasta que lo implantaron en la memoria oficial con el perfil romano de sus estatuas.” García Márquez se propone corregir ese mito de la historia oficial.
Un ejemplo de “nuevas lecturas”, es el Bolívar que Chávez convirtió al socialismo en 1998 para ponerlo como patrón de Cuba y Venezuela, en reemplazo del fracasado modelo soviético. No decimos esto para defender el capitalismo, el cual se encuentra hoy en gravísimo estado de postración, sino para mostrar un ejemplo de una lectura nueva de Bolívar, la cual algunos especialistas consideran una herejía histórica inaceptable.[1]
Los dos ejemplos anteriores muestran por lo menos tres cosas: (1) existen versiones oficiales de la historia; (2) la historia ha cambiado mucho en las últimas décadas, unos quieren corregirla y otros la ven diferente; y (3) persisten los historiadores que insisten en que si bien el historiador interpreta, la historiografía no se hace al garete.
Ahora volvamos a la genealogía de Jesús. Como hemos sugerido, es cierto que Mateo no ahorra esfuerzos para probar que Jesús es humano; que la presencia de gentiles en su genealogía minimiza la importancia de la pureza étnica y no permite hablar de Jesús como un judío de “pura cepa”, especialmente en relación con los samaritanos o personas de otros pueblos; que no se debe confundir la etnia con la religión; que así como las mujeres de la lista son gentiles (excepto Betsabé[2] y María) y con matrimonios complicados, los hombres de la lista “son también pecadores terribles”;[3] y que en todo esto hay una teología de la misión de Jesús y la misión de la iglesia.
También es cierto que Mateo recuerda al gentil Urías como un hombre ejemplar, a expensas de David, el rey más venerado de Israel; que en realidad no tenía que mencionar a Urías en la genealogía, pero se ideó la forma de hacerlo. Es decir, Mateo logró más de un propósito en la selección de los individuos que decidió incluir en la genealogía de Jesús.[4]
En conclusión, para Mateo, David es un personaje muy importante en la genealogía del Salvador: Jesucristo es hijo de David, como David lo es de Abraham; con solo mencionar su nombre al principio, se entiende que es el gran rey David.[5] Pero Mateo, fiel a la tradición del Antiguo Testamento, y contrario a Platón,[6] no permite que la tendencia idealizadora del imaginario colectivo sea la única versión de los grandes personajes de la historia. Por eso con escasas cuatro palabras recuerda que David también es pecador, muy pecador.[7]
Con todo, Dios mantuvo y mantiene sus planes redentores para la humanidad. Por eso lo primero que dice Mateo que Jesús hará es: “él salvará a su pueblo de sus pecados” (1:21). Se pierde más de lo que se gana al maquillar los personajes bíblicos; perdemos la necesidad de un salvador.
En cuanto a la historiografía, Mateo demuestra además que en nuestra propia historia los seres humanos no tenemos control de por lo menos tres cosas: quién nos recordará, cómo seremos recordados y qué harán nuestros descendientes. Hoy podemos maquillarnos y editarnos, pero el recuerdo que seremos, lo que hicimos, bien o mal y lo que se recordará de nosotros lo deciden otros. ¿Qué hará Dios con todo eso? Sabrá Dios. ©2011Milton Acosta


[1] Un buen ejemplo es John Lynch, Simón Bolívar: a life (Yale University Press, 2006), 303–304.
[2] El padre de Betsabé es un tal Elián (2S 11:3); quizá el mismo de 2S 23:34; en todo caso es un nombre israelita.
[3] Ray Bakke, A theology as big as the city (InterVarsity Press, 1997), 124.
[4] Las conclusiones de Fuller podrán ser diferentes a las nuestras, pero el concepto de Bakhtin se sostiene. Christopher C. Fuller, “Matthew’s genealogy as eschatological satire: Bakhtin meets form criticism,” en Bakhtin and genre theory in biblical studies (ed. Roland Boer; Society of Biblical Lit, 2007), 129–130.
[5] En todo el evangelio de Mateo David figura bastante bien, especialmente cuando se recibe a Jesús en Jerusalén con el famoso “Hosanna al Hijo de David” (Mt 21:9).
[6] Platón decía que a los héroes (y a los dioses) no se los debe representar en actos de cobardía, ni engaños, ni derrotados, ni dominados por sus apetitos o cometiendo algún delito. C. Janaway, “Plato,” en The Routledge Companion to Aesthetics (ed. Dominic McIver Lopes y Berys Nigel Gaut; Londres: Routledge, 2001), 4.
[7] Donald Alfred Hagner, Matthew 1-13 (Word Books, 1993), 11.

noviembre 01, 2011

Petro y Pablo: vidas paralelas


Milton Acosta, PhD

No es un error de ortografía ni el nombre del apóstol en otro idioma. Se trata del nuevo alcalde de la ciudad de Bogotá, a quien ponemos al lado de Pablo porque tienen muchas cosas en común. Un antiguo enemigo del estado colombiano llega a la alcaldía de Bogotá; un antiguo enemigo de la iglesia llega a ser predicador del evangelio.
Petro y Pablo son ambos re-insertados. En su celo por ver una patria mejor, ambos utilizaron medios violentos para acabar con lo que para ellos era “el mal”. Pablo perseguía a la naciente institución eclesiástica para destruirla (Hch 9; Gal 1:13) y Petro a instituciones del estado colombiano para acabar con ellas. Pablo conseguía cartas de autorización para atacar a los cristianos; Petro conseguía armas para atacar a ciertos colombianos. A Petro lo han llamado “el anticristo del uribismo”, así como Pablo fue un anticristo más literal.
Pero hubo un momento en el cual las vidas de estos dos individuos cambiaron radicalmente. Tanto Petro como Pablo experimentaron una conversión. Pablo del judaísmo radical al cristianismo y Petro de la guerrilla a la vida civil. A Pablo se le apareció Jesucristo. A Petro se le apareció una amnistía. Ambos creyeron el mensaje, aceptaron la oferta y cambiaron de vida. Pablo predicó la teología del amor y Petro la política del amor. Petro ostenta el segundo cargo más importante del país, después del presidente; Pablo es el personaje de más importancia en el Nuevo Testamento, después de Jesús.
Sin embargo, el tránsito de violento a pacífico deja dudas. Petro y Pablo causan miedo. Hay quienes le temen a Petro. No creen que de verdad haya cambiado. Otros confían plenamente en Petro y votan por él. También hubo gente que le temió a Pablo. No creían que de verdad fuera seguidor de Cristo (Hch 9:26). La gente no se atrevía a acercársele, pero finalmente lo perdonaron, lo aceptaron y recibieron su liderazgo.
Todos reconocen las grandes capacidades oratorias de Petro aun sin libreto. De la voz de Pablo no poseemos grabaciones, pero en sus escritos despliega un gran conocimiento de la retórica. Ambos obviamente han tenido sus detractores (2Cor 10:10).
Sabemos qué hizo Pablo como apóstol. No sabemos qué hará Petro como alcalde. No existe evidencia en el Nuevo Testamento de que los enemigos de Pablo (en las iglesias) alguna vez le hayan echado en cara su pasado para descalificarlo, como han hecho algunos con Petro. Sin embargo, Pablo nunca olvidó su pasado violento; siempre que contaba su historia personal mencionaba que él en una época había sido perseguidor de los cristianos y que eso no estaba bien. Esperemos a ver qué dirá la gente del pasado de Petro y qué dirá Petro mismo.
Pablo sufrió muchos cambios evidentes para poder ser aceptado en la iglesia y terminar como el predicador más importante del Nuevo Testamento. Petro recientemente tuvo que hacerle varios cambios a su imagen para ganar más aceptación; hasta se puso corbata. Petro se salió del partido al que pertenecía y fundó uno propio; Pablo se salió de la secta judía a la que pertenecía para unirse a la de Jesús. Así como Petro ha denunciado la corrupción de los gobernantes, incluidos los de su propio partido, también Pablo denunció los pecados que encontró en el judaísmo y en el cristianismo.
Obviamente que Colombia no es la iglesia y que Petro no es perfecto ni predica el evangelio. Sin embargo, ambos persiguen un cierto bien común. La historia muestra que la base de la reconciliación es el perdón. Si no aceptamos la conversión de Petro, entonces se habrá equivocado Petro al renunciar a las armas; también el presidente Santos, quien ha usado la conversión de Petro para pedirles a los guerrilleros que se desmovilicen. Todo depende de lo que hagamos todos. ¿Qué se necesita para poder ver a Petro como un “hijo del proceso de paz” y no como un “ex-guerrillero”? ¿Lo dejarán luchar contra el mal con métodos democráticos? ¿Escuchará Petro a la oposición con altura, como lo hizo Pablo, o con altivez como lo hacen los políticos comunes y corrientes?
La iglesia aprendió que para Dios no hay imposibles; que el más perverso perseguidor de la iglesia puede convertirse en el gran servidor, predicador y defensor del mensaje de Cristo. En cuatro años sabremos en qué más se parecerán Petro y Pablo. ©2011Milton Acosta

octubre 22, 2011

La esposa de Urías [2]


¿No hay muerto malo?
Milton Acosta, PhD

Como lo demuestra Mateo, en el mundo bíblico las genealogías son muy importantes. En el caso de Jesús, resalta su “carácter social y encarnado” y la “conciencia corporativa que tiene el pueblo judío, que no concibe al individuo como un ser aislado, sino como una persona solidaria, sometida a toda la corriente de bendiciones y maldiciones de su familia y su pueblo.”[1] Aunque estas afirmaciones no dicen nada del lugar que ocupa David en la estructura de las genealogías, nos es muy útil para analizar la genealogía de Jesús en Mateo, en lo referente a la esposa de Urías y a Urías mismo.

¿Por qué menciona Mateo a Betsabé así, indirectamente? ¿Es una indirecta contra David? Un autor lo ve así: “Esta cuarta mujer es incluida no por su pecado con David, sino porque de ella nació Salomón...”[2] Que de ella nació Salomón, ya lo sabíamos; y que en esta relación hubo pecado, también. La pregunta que queda es por qué esta mujer, teniendo nombre, no se llama por su nombre como a las demás, sino por el nombre de su marido asesinado por David.

Como han sugerido muchos autores, para Mateo es importante la inclusión de mujeres gentiles; esto se hace obvio al mencionar al marido gentil de Betsabé, a Urías, quien es de origen hitita (2S 11:3).[3] Pero eso en realidad se entiende más por las otras mujeres, no exactamente por Betsabé. Además, si fuera sólo eso, el precio resultaría demasiado alto para David, pues a Urías se le recuerda más como el hombre a quien David mandó a matar que como un gentil.

Es más probable que Mateo esté presentando a un David más completo y más complejo, como lo hace el libro de los Reyes, incluyendo lo bueno y lo malo: “David había hecho lo que agrada al Señor, y en toda su vida no había dejado de cumplir ninguno de los mandamientos del Señor, excepto en el caso de Urías el hitita” (1R 15:5).[4] Es decir, el que Urías sea gentil no excluye que David lo haya eliminado.

Podemos decir entonces que al mencionar toda esta genealogía con hombres y mujeres, judíos y gentiles, y a la madre de Salomón de esa forma tan particular, Mateo localiza a Jesús plenamente no sólo en lo humano, sino en el drama humano. La genealogía de Jesús está llena de gente llena de imperfecciones. Lo sorprendente es que las faltas más graves son quizá las de David, las cuales Mateo menciona vía Urías. Suponiendo que no nos equivocamos en este asunto, queda una pregunta, ¿qué logra Mateo con  eso?[5]©2011Milton Acosta


Continuará… … …



[1] Antonio Rodríguez Carmona, Evangelio de Mateo (Desclée de Brouwer, 2006), 37–38.
[2] Salvador Carrillo Alday, El evangelio de Mateo (San Pablo, 2011), 42.
[3] Robert Horton Gundry, Matthew: a commentary on his handbook for a mixed church under persecution (Eerdmans, 1994), 15.
[4] Dale C. Allison, Matthew: a shorter commentary (Continuum, 2004), 7.
[5] El asunto no es pequeño. Algunos textos judíos afirman que Urías tuvo parte de la culpa en su propia muerte y exoneran a David en este lío. Una tradición judía hasta sostiene que el pecado de David fue dejar que los amonitas mataran a Urías ¡y no haberlo matado él mismo! Craig S. Keener, A commentary on the Gospel of Matthew (Eerdmans, 2005), 79, n. 23.

octubre 08, 2011

La Mujer de Urías 1


El intrigante caso de la mamá de Salomón en la genealogía de Jesús
Milton Acosta, PhD

Es preferible no hablar de los temas desagradables e incómodos de la historia familiar. Por eso llama tanto la atención que en la genealogía de Jesús Mateo incluya una lista de mujeres que podríamos llamar “poco recomendables”. Encima de que son gentiles, tienen serios problemas morales. Ya hemos explorado este tema en otra ocasión.[1] Esta vez queremos notar otra de las mujeres de esta lista, la cual no se menciona por nombre, no es gentil como las otras, no fue la primera ni la única mujer de su último marido, y tampoco tuvo su famoso hijo con su primer marido.

Cuando le toca el turno a Salomón en la genealogía de Jesús, Mateo hubiera podido decir simplemente que los padres de Salomón fueron David y Betsabé. Pero no; tiene que decir que “David fue el padre de Salomón, cuya madre había sido la esposa de Urías”[2] (Mt 1:6). Eso de por sí es muy enigmático, pero no es todo. Curiosamente, el dato está en uno de los dos puntos de división de la genealogía: “hubo catorce generaciones desde Abraham hasta David, catorce desde David hasta la deportación a Babilonia, y catorce desde la deportación hasta Cristo” (Mt 1:17). Como vemos, el otro punto de la división de las genealogías es el exilio. Si asumimos que el propósito de la genealogía es precisamente que Jesús desciende de David, la forma de mencionar la progenitora de Salomón indefectiblemente distrae al lector y trae a la memoria que David fue quien mandó a asesinar a Urías, para poder así quitarle a su esposa Betsabé.[3]

Siendo que en la literatura semita los paralelismos son tan frecuentes, nos preguntamos dos cosas, si hay un propósito en este caso y si el propósito es desprestigiar a David. Decimos esto último porque el paralelo de David en la genealogía es el exilio de los judíos en Babilonia. Comparando los dos bloques de catorce generaciones con el v. 1, parece confirmarse otro paralelo: Jesucristo-David-Abraham//Abraham-David/Exilio-Jesucristo.[4] La lista se abre con Jesucristo (v. 1), y se cierra con “Jesús el llamado Cristo” (v. 16); en el centro de las estructuras aparecen primero David y luego David y el exilio; también, la lista pequeña del v. 1 termina con Abraham, nombre con el que comienza la lista larga en el v. 2.

Es cierto que el hijo de David es Salomón, pero a diferencia de las otras mujeres de esta genealogía (no las de David) que sí se mencionan por nombre, la madre de Salomón no aparece registrada con su nombre, sino con el del marido, Urías, a quien David mandó a matar para poder quedarse con ella "legalmente". Con su breve pero extraño circunloquio para referirse a la madre de Salomón, Mateo nos deja intrigados. ¿Qué habrá en el canto de esta cabuya genealógica? ¿Hay algún gato teológico encerrado en esta construcción literaria? ©2011Milton Acosta                                                                                                                                                         Continuará ………


[1] Milton Acosta, “Pido la Palabra: Teología Genealógica o Genealogía Teológica,” Pido la Palabra, diciembre 2006, http://pidolapalabra1.blogspot.com/2006/12/teologa-genealgica-o-genealoga.html.
[2] Lit. “de la que fue de Urías,” es decir, “de la que fue mujer de Urías.”
[3] Como aparece en el texto griego (Nestle-Aland), la NVI apropiadamente divide el v. 6 en dos, para iniciar un nuevo párrafo.
[4] Es cierto que el último de los que son padres es José, pero el primero y último en la lista de nombres en los vv. 1–16 es Jesucristo. Digamos de paso que las genealogías bíblicas con frecuencia tienen una intención teológica; de modo que no es necesario armar alharacas porque no coincidan la genealogía de un texto bíblico con la de otro, como en Mateo y Lucas, por ejemplo.
 

julio 25, 2011

Sacrificio de Niños


Sacrificio de Niños
Pasado y presente



Milton Acosta, PhD

¿Qué razón tendría un padre o una madre de familia para quemar un hijo o una hija como sacrificio a un dios (Dt 12:32)? Una práctica de estas hoy nos parece abominable, inaceptable y hasta increíble. Uno se pregunta cómo podía la gente de la antigüedad ser tan bruta como para hacer semejante cosa. Pero si uno lo piensa, existe la posibilidad de que no fueran más brutos que nosotros.
Lo primero que hay que decir es que en la antigüedad el sacrificio de niños a los dioses sí existía; en todo el territorio cananeo era una práctica relativamente común. Dos razones se han sugerido para el sacrificio de niños: control del crecimiento de la población y como rito religioso en situaciones de emergencia (2R 3:26–27). Existe evidencia de que en la América indígena también se practicaba el sacrificio de niños.[1]
Lo segundo es que Israel estuvo tentado a hacerlo y probablemente lo hizo (2R 23:10)[2], no porque el hecho fuera particularmente bonito, sino porque suponían que recibirían beneficios de Dios.[3] Uno de los casos más conocidos es el de Jefté, quien ofrece su hija como sacrificio si Dios le da la victoria en una batalla; gana la batalla y ofrece a la hija en el fuego. Este sería un caso típico de sincretismo, según el cual se adora a Dios con creencias y prácticas de dioses paganos.[4]
En tercer lugar, nos preguntamos si existe tal cosa hoy y de qué manera. Seguramente no tenemos coincidencias exactas en términos de creencias y ritos, pero hoy también existen formas de entregar los niños y jóvenes a la muerte porque así se obtiene algún beneficio. Junto con el tráfico de niños, muchos niños y jóvenes son entregados hoy a diversas actividades con tal de garantizar por medio de ellos la supervivencia y prosperidad de la familia o grupo al que pertenecen.
Recordemos la obra de Jonathan Swift.[5] La esencia de esta obra es que la injusticia económica y social es una forma de matar gente sistemáticamente, especialmente los niños. Como la gente no lo cree, entonces Swift propone un sistema “muy humano y racional” de engordar niños para la venta en el mercado y el consumo humano.
En América Latina hay madres que entregan a sus hijos a la muerte. El delito y la prostitución, por ejemplo, se convierten para algunos en formas de supervivencia. La mayoría de los delincuentes lo son a sabiendas de sus familias. Muchos de estos jóvenes son sacrificados diariamente en nuestras grandes y no tan grandes ciudades. Pero sería injusto cargar toda la culpa en las madres. ¿No son entregados por la sociedad a la muerte cuando quedan acorralados sin otras opciones de vida?
Resultaría inmoral proponer el engorde de niños para practicar tiro al blanco con balas reales; pero eso es lo que estamos haciendo cuando vemos tantos jóvenes optar por la delincuencia con el estímulo y complacencia de su grupo familiar, sólo para terminar abatidos en las calles de nuestras ciudades. Estas muertes poco o nada le duelen al resto de la sociedad.
Nos creemos muy civilizados y desarrollados, pero desde el punto de vista humano, parece que no hemos avanzado mucho. Hoy no sacrificamos niños a Moloc, porque no creemos en Moloc; pero seguimos sacrificando niños. ¿En quién o en qué creemos los que seguimos indiferentes, viendo como “males ajenos” las muertes de tantos niños y jóvenes diariamente en nuestras ciudades? ¿Podemos todavía llamarnos cristianos? ©2011Milton Acosta


[1] Luis Alberto Reyes y Arturo Andrés Roig, El pensamiento indígena en América (Editorial Biblos, 2008), 206.
[2] Jer 7:31–32; 19:2–6; 32:35. Junto con la prostitución cúltica, fueron dos grandes  y notorios males antes del exilio. Mario Liverani, Israel’s history and the history of Israel (Equinox Pub., 2005), 177, 208.
[3] Los hijos también eran entregados como esclavos para pagar deudas (2R 4:1–7).
[4] Ed Noort, “Child Sacrifice in Ancient Israel: The Status Questionis,” en The strange world of human sacrifice (Peeters Publishers, 2007), 103–125.
[5] Jonathan Swift, Modesta propuesta, trad. Adriana Arrieta (Verdehalago, 2002).

junio 09, 2011

Mi Predicador Favorito: La Secuela [2]


Regalos costosos
Milton Acosta, PhD



 La solución de Pablo al tema tarifario genera otro problema en su relación con los corintios; ellos se ofenden y lo tiene por menos; creen que le falta amor y los ha menospreciado;[1] en consecuencia, le pagan con la misma moneda. Siempre se considera una grosería rechazar la generosidad de otro. Así, la humillación de Pablo se convirtió en ofensa.
Es muy sabroso recibir regalos generosos y disfrutarlos; pero no siempre se puede recibir todo, ni de todos, sea usted predicador o no. Si a mi me regalaran un Lamborghini, no podría aceptarlo; o gustoso lo aceptaría, pero tendría que correr a venderlo sin siquiera prenderlo. No es sólo el mantenimiento del carro, sino el seguro, la ropa que habría que ponerse para manejarlo, el garaje que habría que tener y la casa en que vivir para no hacer el ridículo. Sería un regalo demasiado costoso de mantener. Así son algunos regalos, un encarte; vivimos para mantenerlos.
En la Biblia hay varios casos de individuos que rechazaron la generosidad de otros cuando percibieron que si aceptaban los regalos quedaban empeñados. Abraham prefirió pagar un precio alto por un terreno para enterrar a Sara, antes que recibirlo regalado de los hititas;[2] el profeta Eliseo rechazó los regalos que le ofreció Naamán al ser sanado de la lepra, a pesar de que él y los demás profetas pasaban necesidades (2R 2–8).[3]
Da la impresión que estas personas percibieron que al recibir la generosidad de otros estaban vendiéndoles su alma y su independencia de pensamiento. Hay personas que hacen favores para luego cobrarlos. El problema es que nunca hay pago que les satisfaga. Siempre les deberás.
¿Cometemos errores al aceptar ciertos favores? No, porque no siempre es posible conocer las intenciones de las personas. Hay muchos casos en la Biblia donde las personas aceptan gustosas la generosidad de otros. Abraham recibió regalos, Eliseo también lo hizo; Jesús mismo recibió donaciones para su ministerio; Pablo también.
La decisión de Pablo con los corintios fue entonces fruto de su discernimiento. Su conclusión fue: de esta gente no se puede recibir plata, así les sobre y así se ofendan.
Ahora mire usted lo que son las cosas; mi amigo pastor del que les contaba, decidió no invitar al predicador con sermones de distinta tarifa; y mi amigo predicador que no fue invitado por no tener una tarifa, a raíz de la experiencia decidió poner una modesta tarifa. ¿Cuál de los dos te parece que actuó bien? ©2011Milton Acosta                                                                                                                                                   Fin


[1] David E. Garland, 2 Corinthians (B&H Publishing Group, 1999), 478.
[2] Gn 23. No se sabe cuáles hititas son estos, pero es probable que Efrón se aprovechó de la situación de Abraham al verlo encartado con su muerta y le vendió, no sólo la cueva, sino todo el terreno, el cual quizá ni siquiera era suyo. Kenneth Kitchen, On the reliability of the Old Testament (Wm. B. Eerdmans Publishing, 2003), 325–328. No estoy tan seguro, como dicen Kessler y Deurloo, que sea tan importante comprar el terreno por su significado para el cumplimiento de la promesa de la tierra, puesto que en todo el Pentateuco la tierra es don de Dios; no es tierra que Israel compra. Martin Kessler y Karel Adriaan Deurloo, A commentary on Genesis: the book of beginnings (Paulist Press, 2004), 136–137. Aunque el terreno no es barato, el que Efrón se lo ofrezca como regalo “en presencia de todos ellos”, en esa cultura implica que Efrón enriquece a Abraham, y que toda su vida le deberá el regalo.
[3] Milton Acosta, “The role of the poor and marginal characters in the book of Kings: A rhetorical Analysis of 2 Kings 2-8 and 13:14-21” (Ph.D., Trinity Evangelical Divinity School, 2004).