marzo 21, 2018

Tienda de valores

Los valores de los cristianos colombianos

Milton Acosta, PhD

En una conocida revista de investigación y opinión en temas de política (“La silla vacía”) ha salido un artículo que analiza la participación de los cristianos en las elecciones del 11 de marzo de 2018 para el congreso de la república de Colombia («El voto cristiano se desinfló» 2018). Sobresale allí un tema de interés: los valores cristianos. El artículo señala que a los cristianos les interesa la constitución heterosexual de la familia y la defensa de esto significa entender la familia según lo dice la Constitución colombiana y las leyes divinas. El artículo añade que por eso se movilizaron los cristianos en contra de las cartillas del Ministerio de educación en 2016 y en contra del Acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y las FARC, también en 2016, porque ambos promovían la ideología de género; ideología en el sentido de “thin ideology” (Freeden 2003, 98).

Señala además el artículo dos cosas fundamentales en cuanto a los valores cristianos: que en los demás temas los cristianos votan como el resto de los colombianos y que como en las elecciones para el Congreso no había “ningún tema que pusiera en juego directamente los valores cristianos, los feligreses se abstuvieron de votar o votaron por otros candidatos más ligados a los liderazgos locales de sus barrios.” El propósito del artículo es cuestionar el supuesto “poder electoral” de los cristianos. Eso para algunos es motivo de celebración y para otros de preocupación. Pero el artículo muestra algo más grave todavía: la exclusión de valores cristianos fundamentales en la teología y la agenda política de los cristianos.

¿Cómo puede un cristiano afirmar que el único tema relacionado con los valores cristianos es la familia? Preguntemos, por ejemplo, si una familia no tiene con qué comer por causa del modelo económico que promueve el presidente y aprueban los congresistas, ¿de qué sirve que esa familia esté constituida por papá y mamá? ¿De qué sirve defender el matrimonio heterosexual en un país donde se abusa sexualmente de dos niños por hora (El Tiempo 2017), en la mayoría de los casos en su propia casa y en hogares que son o fueron originalmente heterosexuales?

El propósito de estas preguntas no es, como correrán algunos indignados rasgándose sus vestiduras a acusarme, defender la ideología de género, sino simplemente señalar el orden de la importancia de las cosas o por lo menos la igualdad en la importancia de los valores. El modelo económico es un asunto fundamental en la Biblia porque pertenece a la esencia del pensamiento bíblico sobre la justicia social: la combinación de justicia y derecho, misericordia y paz (Wright 1996, 153-68).

Si para los cristianos los valores cristianos se limitan a la defensa de la familia y si defensa de la familia se entiende solamente como la defensa del matrimonio heterosexual, los cristianos necesitamos volver a la Biblia. Defender la familia significa también defender la justicia social, lo cual a su vez significa promover y procurar un modelo económico incluyente y solidario (como dice la Biblia mucho antes de que aparecieran la izquierda, Marx y el socialismo). Si no nos gustan los candidatos que promueven este tipo de agendas, entonces es nuestro deber exigírsela a los candidatos que sí nos gustan. Es decir, donde los cristianos tengamos alguna influencia, es nuestro deber promover los valores cristianos en proporción a su importancia en las Escrituras.

La reducción de los valores cristianos a unos pocos temas explica por qué los cristianos en los demás temas votan como el resto de los colombianos, sin tener en cuenta la enseñanza bíblica sobre la justicia social; por un puesto, por “hacerle un favor” a un familiar o a un vecino, o por el resto de razones que ya conocemos. Así, la forma como participamos los cristianos en política demuestra que verdaderamente somos colombianos.

Un señor llegó a comprar en una tienda llamada “Pueblo de Dios”. Se acerca al mostrador y pregunta:  
¿hay verdad?
no, no hay;
¿hay misericordia?
no, no hay;
¿hay conocimiento de Dios?
–tampoco hay.
Bueno y, ¿ustedes qué es lo que venden? (Oseas 4:1-2).


2 comentarios:

S.Espitia dijo...

Gracias Milton por escribir al respecto. Asunto pertinente y necesario.

Unknown dijo...

Gracias profesor, por llamarnos a marcar diferencia